El viento contrario, el Poniente, es un viento seco del oeste o noroeste que aporta buena visibilidad en los meses de verano, suficiente para ver la costa de África desde Tarifa. No es tan frecuente como el Levante y generalmente es un poco más débil. Fuera del Estrecho, en Cádiz, el Poniente es un flujo fresco y húmedo que modera las altas temperaturas del verano. Viento del este o del oeste, la nubosidad es muy baja en el interior de España durante la estación seca de verano, con un promedio del 15 al 20 por ciento en todas partes debajo del camino de sombra entre Cádiz y Málaga. Las precipitaciones en agosto ascienden a sólo unos pocos milímetros (Tabla 1).

La topografía a lo largo de ambas costas del Mar de Alborán también tiene una influencia regional significativa en la nubosidad. El extremo occidental del Mar de Alborán está limitado por la Sierra de las Nieves en el lado español y por las montañas del Rif de Marruecos en el sur. Mientras que el terreno del lado español tiene sólo una pequeña influencia en la nubosidad, el del lado marroquí tiene un impacto dramático. La costa de Marruecos tiene forma de cuenca, capturando el Levante del este cuando impacta la costa (Figura 5). Las nubes estratos y los raros sistemas meteorológicos que se mueven sobre el mar de Alborán ocasionalmente se acumulan contra esta costa, presionando las nubes contra las montañas del Rif, que la nube no puede cruzar. La cantidad promedio de nubes en agosto alcanza casi el 50 por ciento al este de Ceuta en la Figura 3. Las observaciones de luz solar en Melila promedian sólo el 61 por ciento del máximo posible, muy por debajo del 75 al 80 por ciento en muchos otros lugares a lo largo de la ruta (Tabla 1). La acumulación de nubes contra las montañas del Rif afecta a las ciudades de Ceuta, Martil y Tetuán, reduciendo significativamente la frecuencia de las horas de sol en Melila y Al Hoceima en la Tabla 1. En España, es más probable que el terreno produzca nubes convectivas por la tarde, a veces en conjunto con débiles frentes fríos de verano que barren la región y se extienden hasta el interior de África. En el lado atlántico del Estrecho y a lo largo de las costas de España y Marruecos que dan al océano, la nubosidad cambia de carácter. El flujo que sale del Estrecho a veces crea una “serpentina” de nubes que puede girar y abrazar la costa por una corta distancia hacia el norte o el sur, pero esto es poco común. Con mayor frecuencia, las nubes o nieblas marinas se desplazan hacia la costa atlántica de Marruecos, aunque no penetran mucho tierra adentro. Las acumulaciones de nubes convectivas matutinas son comunes en las montañas y pueden convertirse en tormentas severas por la tarde, pero esto no debería ser un problema importante por la mañana cuando pasa la sombra. A pesar del impacto del terreno y el agua, la mayor parte de la nubosidad que afecta al norte de África no es de origen local. Hay una cantidad moderada de nubes de niveles medios y altos que llegan con sistemas meteorológicos que son familiares para los europeos y norteamericanos. Los frentes fríos del Atlántico y España ocasionalmente se desplazan hacia el sur a lo largo de la trayectoria del eclipse, trayendo bandas de nubes dispersas desde Marruecos hasta Túnez. La corriente en chorro subtropical suele atravesar España en agosto, pero a menudo desciende hacia el sur para transportar nubes de niveles medios y altos a través de la región. Las bajas del Sahara traen un clima cálido y polvoriento hacia el norte, mientras que las pequeñas bajas del Mediterráneo extienden nubes y precipitaciones a lo largo de las costas y hacia el camino de sombra. Las tormentas eléctricas se forman con frecuencia en las montañas de ambas costas y extienden cirros y nubes de nivel medio a favor del viento aunque, afortunadamente, son criaturas de la tarde y el eclipse es por la mañana. Sin embargo, en general, estos sistemas son poco frecuentes y predomina el tiempo soleado. La mayoría de estos sistemas climáticos más grandes afectarán la primera parte de la trayectoria del eclipse, desde Tánger hasta Sfax, después de lo cual la costa desciende bruscamente hacia el sur y la trayectoria gira hacia el sureste, alejándose de las tormentas de la zona templada y hacia la climatología desértica.